miércoles, 8 de septiembre de 2010

CADÁVERES EN LA NEVERA


Gracias al éxito de la trilogía Millenium el gran público ha empezado a interesarse por la novela negra nórdica, la llamada Triple N, descubriendo un género fascinante que sorprende por su combatividad y por conjugar con éxito el morbo psicológico con la sociología crítica de izquierdas. Pero si esta literatura es hoy un fenómeno masivo en nuestras cálidas latitudes, el cine negro materializado a partir de los mismos mimbres es todavía un gran desconocido. Afortunadamente, la Mostra quiere poner fin a eso con un imprescindible ciclo en el que nos enfrentaremos a los mezquinos criminales escandinavos y sus atormentadas némesis, investigadores con bufanda y manos en los bolsillos que toman café hirviendo y no paran de comerse la cabeza sobre el bien, el mal y la sociedad que les ha tocado sufrir. 


Stieg Larsson tuvo la culpa. Un combativo periodista de izquierdas que se dejó, literalmente, la vida por su obra. Larsson capitaneaba por el día una revista política especializada en sacar los colores al capitalismo y, para combatir el stress (¿?) se pasaba las noches tecleando y fumando a lo bonzo en un cuartucho sin ventilación (en Suecia no apetece abrir las ventanas por la noche). Así estuvo unos años hasta que tuvo preparados no uno, sino tres tochos, que desgranaban las peripecias de dos personajes, tan distintos como condenados a necesitarse, en su trasiego por una gélida Suecia en penumbra; el periodista metomentodo Mikel Blomkvist y la sociópata con principios Lisbeth Salander. Cuando hubo acabado, consiguió un contrato, supervisó la corrección y la maquetación de los libros y... sufrió un infarto letal en la editorial provocado por las noches de humo tóxico y hamburguesas. Ya está. ¡Voilà! Habemus mito. Su martirio logró un éxito evangelizador sin precedentes. La trilogía Millenium se convirtió en uno de esos extraños fenómenos literario-paranormales que hacen que gente que no es capaz de leerse entero el menú de la cafetería se pasee por toda la ciudad arrastrando grimorios de ochocientas páginas.

LAS DIOSAS DEL HIELO

Cualquiera que haya leído los libros sabe que, la principal razón de su éxito es Lisbeth. Lisbeth Salander es una hacker trastornada, superdotada para los números pero incapaz de gestionar sus relaciones personales, pequeña y escuchimizada, tatuada y perforada, gótica, bisexual, arrogante, intimidante y que oculta bajo su máscara de aburrimiento extremo una enorme empatía con los débiles, profundos ideales de justicia y un odio sangriento por todos los “hombres que no aman a las mujeres”. Ella es la reina de la novela negra nórdica y a ella se debe su éxito impulsado por el público lector más fiel, el femenino.

El feminismo, la reivindicación de la intuición y la inteligencia de las mujeres, la lucha por sus derechos y, por qué no, sus reparos a una sociedad decadente construida por hombres estúpidos y haraganes son la base de muchas novelas escandinavas, escritas por hombres que no niegan su simpatía por el feminismo y por mujeres que no se cortan en declararse militantes. Muchas de las películas seleccionadas en el ciclo ilustran esta feminización de la lucha contra el crimen:

Beck, el ojo de la tormenta (Harald Hamrell, 2008)
Inspirada en la obra del matrimonio Maj Sjöwall y Per Wahlöo, comunistas enfadados con el mundo y considerados los padres de la NNN, presenta una trama con trasfondo ecologista e incómodas reflexiones sobre el terrorismo. Maj es la jefa de esta pareja tan enrrollada, de quienes también podremos ver Roseanna, adaptación de la primera aparición del personaje, el ya mítico inspector Martin Beck.

Aurora boreal (Leif Lindblom, 2007)
Asa Larsson no es pariente de Stieg, pero comparte popularidad y apellido con él. Su estupenda novela inspira este éxito de taquilla protagonizado por una investigadora concienzuda y una policia embarazada algo friki. Dos mujeres de armas tomar investigando la muerte de un predicador reaccionario. ¡Chispas sobre el hielo! 



El ojo de Eva (Berit Nesheim, 1999)
La nueva sensación del género en Noruega es Karin Fossum, mujer preclara, ácida y lúcida, volcada en una cruzada por desentrañar qué demonios lleva a los hombres a comportarse peor que ratas y a ser tan arbitrarios, estúpidos, violentos y esclavos de sus genitales en sus crímenes.

Bienaventurados los sedientos (Carl Jorgen Kionig, 1997)
Inspirada en otra trilogía, la completada por La Diosa Ciega y la Muerte del Demonio, esta vez de toda una superventas y ex Ministra de Justicia de Noruega, Anne Holt. Para ella, la culpa de que esta sociedad esté dando sus últimas bocanadas la tienen… efectivamente: Los machos.

Nadie lo ha visto, (Anno Saul, 2009)
Sugerente relato de la presentadora de televisión Mari Jungstedt, que nos traslada a uno de esos escenarios tan propios de estas novelas, la misteriosa isla de Gotland, idílica y terrible según cambie el viento, con sus macizos de flores, sus crepúsculos, sus acantilados encantados y sus cadáveres enterrados.

Aparte de rendir pleitesia a las Diosas de Hielo, hay mil razones para dejarse seducir por el suspense escandinavo. La melancolía, los paisajes hostiles, la Naturaleza cruel, las emociones soterradas, los cadáveres congelados, los pensamientos hirvientes. Hay muchos argumentos para confiar en autores y autoras que utilizan sus obras como arietes contra una sociedad perversa. Pero sobre todo, hay una razón que solo la adaptación de esas obras al cine puede ofrecernos. La capacidad de viajar físicamente a esos paisajes helados sin congelarnos los pies. Recordemos a un maestro sueco en el arte de calentar la cabeza a sus personajes para que no pasaran frío, Ingmar Bergman y constataremos que, definitivamente, la introspección psicológica es la mejor manera de pasar el rato calentito en Escandinavia. 
Gracias a la Mostra, pronto podremos hacerlo también en Valencia. 

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